“Nair Mostafá, una nena asesinada y olvidada”: la columna de Ricardo Canaletti

11 diciembre, 2018

“Nair Mostafá, una nena asesinada y olvidada”: la columna de Ricardo Canaletti

El 31 de diciembre de 1989 se produjo un crimen en la localidad bonaerense de Tres Arroyos que sacudió al país. La víctima fue una nena de 9 años. Hoy, sería una mujer de 38.

El periodista Ricardo Canaletti escribió un interesante artículo en el medio nacional TN, el cual LU 24 comparte a continuación:

“Eran alrededor de mil. Eran más hombres que mujeres, dada la ocasión. Se acercaba la medianoche y la multitud tenía rodeado el lugar. Habían llegado gritando, alaridos impensados apenas un rato antes cuando se preparaba en cada casa la cena y los festejos para recibir el Año Nuevo. Los gritos que iban a ser de alegría ahora insultaban, protestaban, exigían frente a un edificio que ocupaba un cuarto de manzana, detrás de la Iglesia y de la municipalidad.

Como en la mayoría de los pueblos, los tres poderes estaban cerca: el religioso, el político y el militar, es decir la iglesia, la municipalidad y la comisaría. La calle donde todo ocurría era Pringles 66. Una andanada de piedras cayó sobre el lugar, la Unidad Regional XX de Tres Arroyos, prólogo de numerosas descargas posteriores. Un auto fue incendiado y otro y otro. Al final de la moche se contarían 16. La ciudad se sacudía.

La policía contraatacó desde la comisaría disparando sus armas de fuego. Balas contra piedras. Hombres y mujeres cayeron heridos de bala. La policía, como siempre, hablaba de que era objeto de un ataque programado y que ya tenía identificados a los cabecillas. Cientos de cabecillas, nenes, muchachos, mujeres, hombres, colocados enfrente de la comisaría, se lamentaban: “Esto alguna vez tenía que explotar, nunca nos escucharon, la policía no resuelve nada y la corrupción es enorme, y el asesinato de la nena fue el detonante”. Autoridades municipales y provinciales quedaron en la picota.

Nair Mostafá era una nena de 9 años que el domingo 31 de diciembre de 1989, a las tres de la tarde, se fue a la pileta del club Huracán, a unas 25 cuadras de su casa. Cuatro horas después su mamá, Liliana Fuentes, la fue a buscar al club pero allí nunca había llegado. Desesperada, fue a las casas de las amigas de la nena. Nada. Fue a la Comisaría 1a. a denunciar la desaparición de su hija. Y entonces le dijeron: “Ahora no podemos buscarla, señora, porque estamos festejando el Año Nuevo”. Fue tres veces más y las tres veces le dijeron lo mismo. “El comisario no está y el subcomisario (Norberto Sosa) no la puede atender”. Faltaba que remataran con un: ¡”Váyase”!

De la comisaría fue a la única emisora de radio AM, LU 24, donde Amílcar Dinsen y Evaristo Alonso hicieron público el pedido de ayuda. Los vecinos se fueron reuniendo para realizar el mismo recorrido que creían que había hecho Nair hacia el club. El bombero voluntario Oscar Ford organizó la búsqueda. Ya había llegado el Año Nuevo cuando un vecino se metió en unos pajonales en las vías del ferrocarril Roca, entre las calles Falucho y Brandsen, cerca de la Escuela Nro. 6, y encontró a Nair boca arriba, con las ropas desgarradas.

Tenía golpes y mordiscos, la violaron y estrangularon. Murió entre las 22 y 23 del domingo 31, cuando la mamá había sido rechazada de la comisaría. Cafiero le dijo a la madre: “Le pido perdón en nombre de la humanidad. Le prometo que los culpables del crimen serán encontrados”. Nunca lo fueron. La promesa se tradujo en pistas falsas, desaparición de pruebas y la acendrada inoperancia de la Policía Bonaerense.

El 4 de agosto de 1990, Carmelo Piacquadío, un hombre de 36 años, barrendero de la municipalidad con deficiencias mentales, confesó el crimen. Estuvo preso durante un año y medio en el penal de Melchor Romero. El entonces procurador de la Suprema Corte Bonaerense, Eduardo de Lazzari, propuso la anulación del juicio contra Piacquadío. La familia de Nair sostuvo con firmeza que se trataba de un inocente con el cual las autoridades querían desembarazarse del caso.

El 6 de octubre de aquél año, detuvieron en Lanús al mecánico dental Jorge Meglía, acusado de violar a dos nenas de 6 y 7 años en la localidad de Almirante Brown. La mamá de Nair y su abogado, Miguel Angel Asad, siempre sostuvieron que Meglía era el responsable del crímen de Nair. Se dijo que un hombre muy parecido a Meglía estuvo merodeando el hospital donde se realizaba la autopsia de la nena. Curiosamente, los policías que lo habían detenido fueron sancionados y apartados del caso sin explicación. La pista Meglía no prosperó.

El 2 de febrero de 1991, el periodista Evaristo Alonso, el dueño de la radio que le permitió hablar a la mamá de Nair aquella fatal noche del 31 de diciembre de 1989, murió al volcar su auto cuando viajaba hacia Buenos Aires. Muchos dudaron de que se tratase de un accidente automovilístico.

El caso tuvo otros sospechosos. Por ejemplo, Jacobo Pastuchik, padrastro de Nair y conocido de Meglía, un hombre involucrado además en un caso de tráfico de drogas. También, el 20 de julio de 1991 se detuvo a Santiago Dalinier, que tenía las llaves de la Escuela Nro. 6 donde se dijo que fue llevada Nair antes de aparecer entre los pajonales. En dos meses, cuatro detenidos, todos liberados a fines de 1991.

El último de los sospechosos fue uno que, como Piacquadío, confesó haber matado a la pequeña. Se trató de Fernando Ignacio Bayúgar Aispurúa, de 25 años, que apareció de buenas a primeras en 1998 y se echó la culpa. Y tal como Piacquadío, se trató de otro hombre con gravísimos problemas mentales y ninguna relación con el asesinato.

Los jueces del caso se sucedían vertiginosamente y muchos quedaron salpicados con denuncias de mal desempeño. Con una llamativa inoperancia, detuvieron a 10 sospechosos. Todos fueron luego desvinculados. Y el caso se hundió irremediablemente, mal investigado. Finalmente, fue archivado por prescripción en mayo de 2005. Sobrevive en cambio una inmutable fotografía, que no prescribe ni se archiva, todo lo contrario, resurge cada vez que se nombra a Nair Mostafá porque tiene el extraordinario poder de renovar el recuerdo de una carita redonda y hermosa, de ojos perfectos, que mira con una sonrisa”.

https://tn.com.ar/policiales/nair-mostafa-una-nena-asesinada-y-olvidada_921684