Alexander Acosta es venezolano y vive en Tres Arroyos: “lo que pasa trae un aire de esperanza a mi país”

27 enero, 2019

Alexander Acosta es venezolano y vive en Tres Arroyos: “lo que pasa trae un aire de esperanza a mi país”

Alexander Acosta es venezolano, y vive en Tres Arroyos desde 2018, cuando impulsado por amigos de esta ciudad que había conocido en un viaje, decidió dejar su convulsionado país. Es contador público y trabajó muchos años como consultor de empresas, y según indicó a LU24, “recibimos mucho apoyo de familias de esta ciudad, como Ferretti, Tumini y Arias, y si bien sabemos que hay otros venezolanos viviendo aquí, no tenemos todavía un contacto frecuente”.
De acuerdo a su relato, Acosta y su esposa, que es abogada, pudieron salir de Venezuela porque “teníamos pasaporte y documentación porque habíamos realizado varios viajes, antes de que la situación fuera más crítica, pero hoy es prácticamente imposible tramitar, para nuestros familiares que quedaron allá, tramitar documentos y pasaportes. Nosotros pudimos pagarnos pasajes, pero muchos de nuestros hermanos lo han hecho caminando, pasando penurias”.
Respecto de la situación en Venezuela, aseguró que “se fueron dando situaciones por etapas; en nuestro caso teníamos un trabajo estable, sueldos aceptables, pero luego eso fue disminuyendo, y pudimos mantenernos gracias a nuestros ahorros. Se fue acrecentando la inseguridad y el desabastecimiento de mercaderías, como alimentos, medicamentos, y empezamos a ver que hasta personas de la tercera edad iban a hacer cola a las 3 de la mañana para comprar algo y no lograban hacerlo”. Y dio su opinión sobre los acontecimientos de los últimos días, calificando el accionar del dirigente opositor Guaidós como “un aire de esperanza para todos los venezolanos padeciendo imposiciones y abandono, porque sabemos que el país necesita un cambio. Pasamos de ser un país próspero y productivo a esta paralización total”.
“Deberíamos mostrarle al mundo qué es lo que estamos viviendo en Venezuela”, consideró Acosta, no sin antes ponderar la vida que hoy comparte con su mujer y sus familias amigas en Tres Arroyos, “un lugar que tiene su propio crecimiento”.