Alberto Fernández viaja a la asunción de Lula en Brasil

1 enero, 2023

Alberto Fernández viaja a la asunción de Lula en Brasil

El Presidente Alberto Fernández, acompañará a Luiz Inácio Lula da Silva, a quien considera muy cercano, en la toma del mando en reemplazo del líder de derecha saliente, Jair Bolsonaro, donde buscará afianzar el vínculo con el referente del Partido de los Trabajadores.
A las 9, pocas horas después de brindar a medianoche por el nuevo año, el primer mandatario despegó rumbo a Brasilia junto a su canciller, Santiago Cafiero. Aterrizarán alrededor de las 12, y se trasladarán al Palacio del Planalto. La ceremonia de transición, prevista para las 13.30, será larga, y no terminará hasta las 18.

Para la tarde-noche no está previsto un encuentro privado con el flamante primer mandatario, que emprenderá el regreso el mismo día. Sin embargo, en el Gobierno aseguran que no se desesperan por una foto a solas.
Ya está confirmado que Lula desembarcará a Buenos Aires el 23 de enero para participar de la cumbre de la CELAC, el bloque regional de perfil progresista que preside Alberto Fernández hasta enero de este año. Será en el marco de esa reunión de líderes latinoamericanos donde promoverán un encuentro bilateral -que promocionarán con bombos y platillos-, donde coronarán la firma del acuerdo de integración que vienen preparando desde que empezó el segundo semestre.

Será la segunda vez que se ven en dos meses. La primera fue con la visita de Alberto Fernández a San Pablo, donde fue recibido por el presidente electo tan sólo el día anterior.

Fernández estará acompañado hoy por una comitiva reducida, integrada por la portavoz, Gabriela Cerruti, que viajó anteayer; el canciller, Santiago Cafiero, quien trabajó los detalles de la visita con quien asumirá como su par, Mauro Vieira, y el histórico ministro de Relaciones Exteriores de Lula en sus dos primeros mandatos, Celso Amorim. Posiblemente también esté el secretario general de la Presidencia, Julio Vitobello.
Al igual que en septiembre, lo acompañará el embajador, Daniel Scioli, que se dedicó en los últimos tres años a regar las relaciones personales y diplomáticas con el -ahora saliente- gobierno de extrema derecha de Bolsonaro.

Tanto en la Casa Rosada como en la embajada consideran la visita de Alberto Fernández a Brasil como un movimiento beneficioso a nivel político, pero sobre todo en el terreno económico. Por estos días, Scioli ultima detalles del “plan de acción conjunta para la integración” preparado para “promover nuevos campos de cooperación, fortalecer el Mercosur” y mejorar en conjunto la “inserción internacional”.
Los dos primeros puntos del programa -en total son quince- son la integración financiera y energética, claves para el ingreso de divisas. En los documentos del plan, aún no oficializado, hay referencias a un “horizonte de integración monetaria progresiva”, que empezaría con el uso del Sistema de Pagos en Moneda Local, con compensaciones a 90 días y la incorporación del comercio de servicios. Y el impulso del Mercado Sudamericano de Energía, el financiamiento del BNDES para la compra de los materiales para la construcción de la segunda etapa del Gasoducto Néstor Kirchner que, dijeron, permitirán el abastecimiento sustentable de gas al país vecino.

“Hay mucha expectativa para avanzar en la idea de un Mercosur y una América Latina más integrada. La presencia de Lula potencia esa idea, porque Alberto estaba un poco solo”, dijeron, en atención a los perfiles ideológico de los otros países de la región. Y recordaron, una vez más, que el vínculo se afianzó desde que Alberto Fernández, visitó al ex presidente cuando estaba preso, en julio de 2019, en calidad de candidato para los comicios que meses después lo llevarían al sillón de Rivadavia.

El ministro de Hacienda, Sergio Massa, también trabaja con interés en la relación Brasil. La semana pasada viajó acompañado sólo por sus equipos a San Pablo, en una visita relámpago, donde se reunió con su futuro par, Fernando Haddad, y con el próximo vicepresiente y ministro de Industria y Comercio, de Lula, Geraldo Alckmin, dos de los hombres de mayor poder y confianza del nuevo primer mandatario, donde discutieron la creación de una moneda común y la posibilidad que Argentina reemplace a Bolivia como proveedor de gas para la industria paulista.