Amor “Urbano” Escribe: Omar Eduardo Alonso

Sin dudas el trabajo “Amores inmigrantes” de Diana Arias es altamente recomendable, no solamente por una atrayente narrativa, una excelente presentación y otros detalles, sino por el hallazgo de historias conmovedoras.
Y lo destaco porque en mi caso las búsquedas son constantes y muchas veces con resultados inciertos. Cuando se logran es muy bueno destacarlo.
Leyendo el libro, entre otras, encuentro la historia de Vladimiro Markon y Eleonora Morisi, ucraniano e italiana, respectivamente. Se le suma un tercer protagonista, Paulo Besimenko. Incluyo una foto tomada del libro de Arias.
Se menciona otra intervención que es la que despertó mi especial interés y genera esta crónica: “un industrial de la curtiembre de Tres Arroyos que les ofreció trabajo.”
Lo identifica con el apellido Di Rado, y a él me voy a referir.
Urbano
Urbano Di Rado había nacido en Filetto, provincia de Chietti, Italia, el 24 de diciembre de 1894, y desde pequeño aspiraba viajar para buscar nuevos horizontes en Sudamérica.
En 1908 concreta su deseo presente desde los 14 años, y a fines de ese año recala en la ciudad de Buenos Aires.
Permanece allí unos pocos días hasta que resuelve trasladarse a Tres Arroyos.
Hasta 1920 se ocupa en trabajos varios como empleado, y en ese año resuelve afrontar un emprendimiento personal en el rubro de compra-venta de “frutos del país”.
Hago aquí un paréntesis para explicar brevemente el concepto precedente que he encomillado.
Con esa denominación se incluía a los restos generados en la actividad agropecuaria. Se recuperaban los triperos de animales lanares sacrificados para consumo, que se colocaban en sal y luego eran utilizados para la elaboración de chorizos y morcillas.
Se estaqueaban los cueros de animales, incluyendo las liebres, ya que en aquella época no se comercializaba su carne. Lo mismo con los cueros de zorro.
Los cueros se derivaban a curtiembre. También se comercializaban las plumas de avestruz, para la confección de plumeros y la cerda de caballos, para rellenar pecheras.
Eran numerosas las barracas que se ocupaban de esta actividad, que recibían en sus instalaciones o contaban con vehículos que retiraban en los mismos campos, por entonces con residentes permanentes.
La actividad era importante y justificaba la existencia de una agremiación específica, que alcanzó un desarrollo importante hacia 1950.
En ese tiempo era secretario general el señor Joaquín Bazán.
Un titular histórico del Sindicato fue el señor Anastasio Isaac, quien había sido dirigente de los mercantiles previamente. La sede funcionaba en una vieja casona ubicada en calle Lavalle, entre Solís y Castelli en la década del 70.
También había otros establecimientos de curtiembre. En este caso se menciona a Di Rado, pero uno muy importante pertenecía a la familia Cofone.
Vuelvo……
Lo cierto es que Urbano Di Rado se proyecta hacia 1933 con la instalación de una curtiembre y peletería, esta última ubicada en avenida Rivadavia 501.
Se había casado con Elena Sogetti y tuvieron por lo menos 3 hijos.
La actividad empresaria lo hizo un hombre próspero, con propiedades varias, incluyendo una quinta situada en proximidades de lo que hoy es el camino de cintura y las vías del ferrocarril.
Allí estableció a una familia de su confianza integrada por Carolina, viuda de Tomalino, y que había reconstituido su matrimonio con un hombre empleado en la curtiembre. Ambos eran padres de una hermosa joven llamada María.
Testigos de la época indican que entre el empresario y la joven había un tórrido romance. Clandestino, pero no tanto.
El destino
El destino, sin embargo, no depararía un final feliz.
Urbano perdería vida en un accidente automovilístico y sus descendientes resolvieron que María y su familia dejaran el lugar que ocupaban.
La historia teóricamente concluye allí. Desconozco cuál fue el destino de la bella joven, cuyo apellido me reservo por prudencia.
Un detalle: en la ciudad de Necochea funciona un gran establecimiento de distribución mayorista, que tiene injerencia en actividades comerciales en toda la zona, incluyendo a Tres Arroyos, y que se identifica con el apellido de María. Podría afirmarse con cierta seguridad, que se trata de la misma familia.
En este caso en lugar de “Amores inmigrantes”, podría hablarse de “Amores cruzados”.
Importancia
La curtiembre de Di Rado fue muy importante, estimándose que en su época floreciente ocupaba no menos de 50 personas.
El trabajo, por entonces, era artesanal. Mujeres empleadas en el lugar trabajaban a diario a pleno sol en el techo del establecimiento esparciendo y secando lana de oveja.
Recuerdo a mi madre relatar esa experiencia pues fue una de las operarias, describiendo al trabajo como muy sacrificado en función de las altas temperaturas que debían soportarse cuando el sol calentaba las chapas del techo sobre las que se cumplían las labores asignadas.
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