El baúl de los avisos
Escribe: Omar Eduardo Alonso
Invito a los lectores a repasar con algún detenimiento los avisos que acompañan esta crónica, todos publicados hacia fines de la década de 1920 o principios de la siguiente.
Seguramente podrá concluirse que los mensajes publicitarios apuntaban fundamentalmente a los productores agropecuarios ofreciendo productos y/o servicios diversos para una actividad que crecía de manera considerable.
Generalmente talleres mecánicos eran también representantes de muchas marcas estrechamente vinculadas con las labores del campo.
Cabe consignar que en aquellos tiempos, la mayoría de la maquinaria agrícola era importada aunque ya se comenzaba a generar producción nacional e incluso local.
Con los años, la chatarra que se generaba como consecuencia de la obsolescencia de los implementos extranjeros, se recuperaba para las fundiciones locales, como ocurría con la fábrica Istilart y otras.
Es común mencionar a la famosa cocina económica de Istilart como un emblema de la industria lugareña con expansión a los lugares más lejanos e insólitos de la geografía nacional, pero no puede soslayarse que otras fábricas también producían elementos para cocinar y calefacción
Se puede apreciar que algunos avisos incluyen apellidos de inmigrantes, especialmente dinamarqueses, y que se deduce que mantenían estrechas relaciones con sus lugares de origen y prestaban servicios de importación diversos.
Se observan marcas como Aermotor, de molinos a viento, pero no puede olvidarse que también se fabricaron aquí y en la localidad de Guanaco, que dio nombre a una marca que tuvo gran expansión en la campiña bonaerense.
Con las apreciaciones precedentes intento contribuir a interpretar avisos que se publicaban hace una centuria, y que permiten repasar diversos aspectos históricos.
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Nota 8
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