El biotecnólogo Cristofer Rybner apuntó a distinguir el tipo de información que se consume sobre las vacunas

28 diciembre, 2020

El biotecnólogo Cristofer Rybner apuntó a distinguir el tipo de información que se consume sobre las vacunas

Cristofer Rybner, biotecnólogo y biólogo molecular nacido en Cascallares y que vive en Estonia, compartió con LU 24 una interesante descripción acerca de las vacunas que se están produciendo y distribuyendo contra el coronavirus, y admitió que “es un tema delicado, del que se está discutiendo en todo el mundo, y que tiene como particularidad el hecho de que hubo que salir a producir vacunas en tiempo récord para poder ganarle la carrera a este virus tan especial”.

Rybner estudió en la Universidad Nacional de La Plata, se recibió hace poco más de un año y desde entonces trabaja en la producción de biomateriales destinados a implantes. Y a su vez también está involucrado en un proyecto de digitalización del sistema de salud.
“En las redes sociales, más que nada, se ven muchas cosas; vivimos una era de mucha circulación de la información, pero el tema de que haya tanto disponible hace que sea difícil para todos distinguir cuál es la información que sirve y cuáles son las llamadas fake news, información falsa. Y hay que tener en cuenta que este es un virus nuevo, por lo que también fue necesario aprender hasta para los expertos más reconocidos en virología. De allí la gran cantidad de dificultades y confusiones. La parte buena, en tanto, es que todos, también el público en general, pudimos aprender cómo es el proceso de una enfermedad y la búsqueda de la cura de una manera muy democratizada, cuando lo habitual es que esto suceda únicamente entre bambalinas”, advirtió Cristofer.
Respecto de las vacunas, diferenció desde el punto de vista técnico las elaboradas a partir de ARN mensajero – la de Moderna y la de Pfizer- y de ADN – Gamaleya (rusa) y Astra Zéneca (la llamada “de Oxford”)- y advirtió que “en función de esos materiales distintos, cambian algunas cuestiones como la temperatura a la que hay que mantenerlas. Pero siempre que se hace un medicamento, una de las primeras cuestiones que se prueba es que sea eficiente y seguro. Allí intervienen los organismos de control internacionales como la FDA, reconocida no por ser estadounidense sino porque está entre los más estrictos, y ese proceso es abierto a la comunidad científica, que informa públicamente si encuentra alguna inconsistencia en la documentación y la información que está disponible sobre ese medicamento o vacuna. Las vacunas de Moderna y Pfizer, que son las que más cerca están de masivizarse, llegaron rápido y contundentemente porque han presentado todo de manera muy transparente en su proceso y eso genera confianza. El caso de la de Oxford es interesante porque venía justamente presentando todo de manera muy transparente, y apareció una inconsistencia en los números y la comunidad científica lo hizo notar, de manera que tuvieron que hacer un gran parate, para resolver esa cuestión. Mientras que la que llamamos vacuna rusa, que produce el Instituto Gamaleya, muy reconocido y respetable, usa una tecnología reconocida y segura, pero no han mostrado tanta información de manera abierta y por eso genera alguna inseguridad en gente que pide que esos datos se muestren. Pero eso no significa nada más que eso: información que no estamos viendo”, consideró.
“Yo, como dicen los abogados, me atengo a la evidencia. En esto es muy importante distinguir qué tipo de información se está mirando, porque así como somos exquisitos en diferenciar una gacetilla informativa de un paper científico avalado por investigadores independientes, también tenemos que hacer lo mismo respecto de la información que vemos en Internet, porque una cosa es que falte algo de transparencia en el proceso de regulación de la seguridad y eficiencia de una vacuna, y otra es una teoría conspirativa sobre esa vacuna”, concluyó.