El último relincho

7 octubre, 2022

El último relincho

Escribe: Omar Eduardo Alonso

Los restos del legendario Zorro ya no están en Tres Arroyos.
La información que me han suministrado fuentes absolutamente confiables mueve a reflexionar sobre un tema especialmente sensible desde siempre: la preservación del patrimonio histórico y cultural de los tresarroyenses.
La cuestión tiene relación con la situación personal de quien tenía los restos en un sitial privilegiado, junto con una colección de fotos, restos de otros integrantes de la tropilla, en el establecimiento La Susana, en proximidades de Cascallares.
El señor Omar Passarotti resolvió radicarse en la localidad de Quequén y el campo quedó en manos de descendientes del dueño, señor Gordaliza.
No me parece ni ético ni necesario inmiscuirme en una trama íntima y familiar para explicar el proceso que desembocó en esa decisión.
En cambio me interesa desgranar algunos pensamientos sobre el significado de lo ocurrido y que sin dudas impacta en aspectos centrales de nuestra historia.
Tampoco me parece adecuado incursionar en la historia de El Zorro sobre el que se han escrito ríos de tinta, se han hecho películas, numerosos reportajes y hasta se ha erigido un monumento que preservará su recuerdo.
Quizás sea preferible especular sobre la importancia que tendría para Tres Arroyos, o quizás Cascallares, si se hubiera logrado que esos restos pudieran ser apreciados públicamente y acceder a una verdadera leyenda.
Me cuentan, aunque no me consta, que en algún momento el señor Passarotti ofreció hacer un lugar en el museo local y que la iniciativa no prosperó.
Ante esa situación, me dicen, fue que resolvió implementar una especie de altar en una casa de chorizo transformada en virtual museo, en el campo La Susana donde residiera por muchos años.
La leyenda de El Zorro es habitualmente mencionada por personas dedicadas al estudio y la promoción del turismo, pero cualquier idea o iniciativa siempre tropezó con aquella disposición absolutamente privada.
Pero en esta ocasión me atrevo a alejarme de la historia, ya conocida por demás, para pensar en el futuro.
¿Cuál será el destino de todo el material que el señor Passarotti llevó consigo a su nueva residencia?
Por lo que se sabe fue acogido por una familia amiga, también muy vinculada con las actividades tradicionalistas y específicamente con la jineteada.
Esto mueve a especulaciones de cualquier tipo.
En todo caso sería importante no hacer oídos sordos y escuchar el último relincho de El Zorro.
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