El vino, sus variedades y algo de historia en la mirada de un especialista
Eduardo Lardies, directivo de la Escuela de Sommeliers del Centro de Enólogos de Buenos Aires, habló con LU 24 sobre la denominada “Ruta del Vino” en la provincia de Buenos Aires, y destacó el auge que tienen las bodegas en este punto del país, recuperando el protagonismo que tuvieron en los inicios del siglo 20.
Siempre que se habla del vino uno se remonta a las provincias cuyanas, pero hoy día la actividad se ha extendido a otras provincias, como el estado bonaerense, Salta, y la Patagonia.
“A principios del siglo XX, Buenos Aires llegó a ser la tercera provincia productora de vitivinícola. Llegaron a haber 4.100 hectáreas allí por 1920 y pico, pero la crisis del 30 ya generó un impacto muy fuerte. Luego, la decisión política de priorizar las zonas más áridas, donde no muchos cultivos se podían desarrollar, como la zona de Cuyo, hizo que de alguna manera limitara la producción en otras zonas y que esto se agravó en lo que fue la década del 70, fines de la década del 70, donde prácticamente se reduce a la mínima expresión la actividad al haber importantes cambios en los hábitos de consumo”, dijo Laurie.
“Aquella etapa en la cual se pasó del consumo de vino de mesa en gran cantidad en la mesa de los argentinos a desplazamientos de los gustos y de esas bebidas, donde el vino comenzó a vivir una transformación muy fuerte y donde en Mendoza en particular y en las zonas tradicionales de producción se reconvirtió a formas de producción con tecnologías que orientaban la producción a vinos de mesa, perdón, a vinos varietales y en aquella etapa que también prohíbe el fraccionamiento fuera de las zonas de origen del vino, la famosa ley de fraccionamiento en origen, en fin, un conjunto de factores que determinaron una transformación de la vitivinicultura y donde ahí va habiendo una nueva etapa en la vitivinicultura argentina y allí donde nos encontramos ahora”, sostuvo, e hizo referencia a las bodegas instaladas en Saldungaray y Berisso, la primera de ellas ubicada en la zona serrana de Ventana y la restante en cercanías de la capital provincial.
Los gustos y el maridaje
Consultado sobre cómo acompaña el vino a determinados platos, y las distintas variedades, el especialista dijo que “ahí entra en, digamos, en juego lo que llamamos maridaje y donde sin duda es el despliegue de los sentidos, ¿no? Y ahí con un asado es infaltable un Malbec.
Ahora, si nosotros vamos a consumir o a compartir comida más suave, más liviana, y ahí entran los Sauvignon Blanc, Chardonnay, o nuestro emblemático Torrontés que está, digamos, como en un segundo plano, pero realmente es de enorme valor para nuestra cultura del vino”.
“El vino significa un encuentro de amigos, significa una cultura de nuestro país y realmente un espacio de trabajo y producción importantísimo con enorme potencial de crecimiento”, finalizó.