Fue protagonista de la tragedia del Italpark y estudió seguridad e higiene: “todos los accidentes se pueden prevenir”

El 29 de julio de 1990 se produjo un triste hecho en el Italpark de Buenos Aires. La joven Roxana Alaima falleció al caer uno de los carritos del juego Matter Horn, tras lo cual el lugar, ubicado en Recoleta, Ciudad de Buenos Aires, e inaugurado en 1971, fue cerrado definitivamente. Fernando Meliharek, porteño, tenía 13 años y ese día, último de sus vacaciones de invierno, estaba en el parque de diversiones con su hermana y sus padres, en la fila del mismo juego y esperando para subir.
“Estábamos mirando el juego cuando de repente escuchamos primero un golpe tremendo y luego otros consecutivos; luego supimos que uno de los cochecitos se había desprendido, y el resto golpeaba contra la carrocería del que se había soltado. El juego no frenaba y la gente gritaba desesperada hasta que finalmente se logró parar”, recordó, entrevistado por LU 24.
El Italpark, recordó Fernando, “era un lugar imponente por la cantidad de juegos que tenía, muchos de ellos traídos de Italia, y realmente nadie pensó que algo así podía pasar”.
Y como curiosidad del destino, el adolescente que quedó impactado aquella tarde por la tragedia, terminó dedicándose a la higiene y seguridad laboral. “Quizá fue algo inconsciente, pero me dedico a lo que tiene que ver con prevención de riesgos y realmente está muy relacionado con esto. Por eso ahora tengo la posibilidad de estudiar lo que pasó más en detalle, y concluir que como cualquier accidente, que tiene que ver necesariamente con una serie de condiciones y causas, se podría haber prevenido. De hecho, investigando encontré que hacía siete años, cuando ocurrió el accidente, que el Italpark no tenía el mantenimiento adecuado, y tampoco se hacían desde el gobierno de la ciudad los controles necesarios, que cuando se hacían, curiosamente daban como resultado que estaba todo perfecto”, aseguró.
Finalmente, recordó que aquella tarde fue “shockeante para cualquier persona, el impacto, la gente ensangrentada y tirada en el piso. Fue una mala finalización para las vacaciones de invierno. Pero con el tiempo lo fui sanando, y entendiendo un poco más. Por eso hoy lo miro desde la parte de la prevención”.