Gustavo Uzcudun recibió un Agua Clara

Esta noche recibió un Agua Clara Gustavo Uzcudun por tener vuelo propio y buscar la forma de transmitirlo a los demás.
Ya contaba con el antecedente de la restauración de un camión de la Segunda Guerra que dejó a nuevo y que usa con su familia en Claromecó. Piloto desde hace algo más de una década, a un fierrero de ley como él sólo le faltaba construirse su propio avión. Así que compró los planos y lo hizo. Le demandó tres años y medio, y lo logró por perseverante como buen vasco. Se atrevió a desafiarse a sí mismo emprendiendo una tarea que para otros era poco menos que una locura. No sólo fabricar un aparato que volara por sí mismo, sino además atreverse a despegar con él y cruzar el cielo como un sueño cumplido. Pero su hazaña no se agota en esta creación, porque de alguna manera, al hacerlo sustenta una contribución invalorable a la aviación experimental, una de sus grandes pasiones junto con la música, ¡porque también canta! Y enseña que cualquiera puede hacer lo que ame, sólo hay que disponerse a hacerlo. Gran amigo de sus amigos y defensor de la familia, compartió esta notable experiencia como constructor con compañeros de la aviación, esposa e hijos, y también en esos gestos dejó un mensaje de tenacidad y lucha por un objetivo.