Las Gárgolas que realizó Sergio Caraduje en una casa frente al mar de Claromecó

A fines del 2016, Daniel y Julia dueños de un terreno en Claromecó y de lo que hoy es una hermosa casa que se está terminando de construir frente al mar, lo contactaron a Sergio Caraduje por medio de su página de Facebook para encargarle cuatro gárgolas, que ocuparían cada una de las esquinas de la casa. Le sedujo el trabajo, y se puso manos a la obra. Acordaron tiempos, no había mayor apuro. Sergio está viviendo en el Sur, pero esto no fue impedimento para mantener un contacto fluido.
Daniel y Julia le comentaron que les habían impactado las gárgolas de la Catedral de Luján, es así que se puso a recabar información y documentación de todo lo allí realizado. Se planteó el desafío de que no sean las imágenes tradicionales de murciélagos o dragones, sino que tengan un carácter propio acompañando la geografía de Claromecó y de los animales que lo rodean. De este modo Caraduje se planteó, qué historia podría contar de ellos, para comenzar con los bocetos. A los futuros propietarios, les gustó mucho todo lo presentado y establecieron una relación más allá de lo meramente comercial que permitió que vibraran juntos en cada paso de las ideas aportadas por ambos. Relación que ya los une más allá del artista-cliente, y que es la coincidencia y amor por el arte.
Las obras llevaron dos años de producción y las realizó en su lugar de residencia en El Bolsón. Comenzaron por ser una estructura de hierro, tal cual el Caballo y el Payador, para que se sostuviese y pudiera sustentarse sola, luego la colocación de la malla metálica que la fue modelando de acuerdo a los dibujos aprobados, para luego cubrirla con un concreto que la recubriera como un objeto monolítico. El tema de que sean huecas posibilitó el transporte y su posterior izado a más de 10 metros de altura (ya que esta es la altura de la casa). De a poco se fueron llevando en vehículos particulares para su mimado cuidado.
Hace unos días fueron colocadas y en pocos más, se terminará con los últimos detalles del hogar. Se acondicionaron los techos para soportar el peso de 90 kilos de cada gárgola y que miden entre 80 y 90 cm. de altura.
Las figuras escogidas del cielo, la tierra y el agua son: Un Albatros con piernas humanas; un Lagarto que esperase la salida del sol por el Este en alusión a las lagartijas; una Mujer Pez, signo de vida de la naturaleza y de la Pachamama, pero en este caso como una sirena que sale del mar, representando la femineidad, la sensualidad, la maternidad y la creación; y un Caballo de Mar con un toque robusto, masculino, con cierta furia, virilidad y presencia. Todos ellos protectores.
Caraduje dice que esto inaugura una nueva arquitectura en Claromecó, en donde ya hay casas con forma de castillo, de cabañas, medievales y en este caso una imponente morada con un trabajo arquitectónico de lujo de la majestuosa Geraldina Comyn de Gonzales Chaves y con un toque de personalidad de estos creativos dueños.
Historia
Las gárgolas son una suerte de adornos, la arquitectura tradicional clásica que comienza en el estilo gótico con algunos animales y formas zoomorfas que se colocaban en las iglesias para ahuyentar demonios, deben producir cierto rechazo para que no ingresen en la iglesia.
La palabra gárgola, proviene de garganta, por ello todas las imágenes tienen la boca abierta mostrando la garganta. Muchas de ellas fueron usadas dentro de la misma arquitectura como desagües pluviales de los techos de los templos, iglesias y casas. Así nace y va tomando diferentes formas y sentidos, hasta hoy que es un mero adorno de la casa, y que puede verse como frente, frisos, relieve, escultura, cariátide, o figura.
En sus orígenes comenzaron teniendo un sentido religioso para proteger y hoy en día terminan siendo un elemento adosado a la arquitectura.