Malón de ausencia Escribe: Omar Eduardo Alonso

Al menos a mí me conmueve escuchar la interpretación de Edmundo Rivero del tema “Malón de ausencia”. Sur; Pucherito de gallina, etc, quedaron en el recuerdo de quienes hemos admirado, sin conocerlo, al “feo que canta lindo”. Que dicho sea de paso tuvo actuaciones en Tres Arroyos.
Pero en realidad no quiero en esta columna abordar cuestiones vinculadas con la música, aunque el título de la canción mencionada me ha servido como disparador de lo que fue una “ausencia en malón”.
En general procuro no auto referenciarme en estas notas, pero en este caso parece casi inevitable, teniendo en cuenta que quiero recordar algunos aspectos de la presentación de mi recopilación de la historia de la colectividad dinamarquesa de Tres Arroyos y Coronel Dorrego.
Esto ocurrió el lunes en el Museo Mulazzi con interesante asistencia de público, la mayoría integrantes calificados de la colectividad, incluyendo al cónsul Eduardo Dam.
No voy a contar en detalle lo que allí se expuso. Básicamente se explicó el contenido de la página web www.danesestresarroyos.com.ar. Los objetivos, motivaciones, etc. contenidos en unos 20 capítulos.
El disertante, en este caso quien suscribe, dejó bien en claro que contó con el apoyo municipal para financiar el diseño de dicha página web, agradeciendo la confianza depositada.
También expresé que como contrapartida era mi intención ceder la administración de ese sitio histórico a la Municipalidad a través de CRESta, marcando una continuidad con la cesión de los archivos periodísticos ocurrido en 2013.
De la misma manera destaqué la actitud de una persona de la colectividad que espontáneamente ofreció solventar los costos de inscripción oficial de la página y el acceso a los servidores de Internet. Aclaré que por expreso pedido no revelaba su identidad.
Todo muy lindo, pero el poncho no aparece, diría Argentino Luna, volviendo a las comparaciones musicales.
No hubo en el recinto ninguna representación de las diversas áreas invitadas de orden municipal, ejecutivas y de las dependencias vinculadas con temas como el que me ocupan en este caso.
Ni hablar de la mayoría de las instituciones que constituyen la colectividad en nuestro medio.
Paradójicamente estuvo en el recinto el joven presidente del Club Dannevirke, de San Cayetano/La Dulce.
También la fugaz pero emotiva presencia de un amigo y prestigioso historiador de Gonzales Chaves y la zona, compañero de trabajo durante muchos años: Adolfo Rubén Gorosito y su esposa Dora.
Reflexión final
Durante unos 45 minutos se fueron desgranando algunos aspectos de los distintos capítulos del trabajo, haciendo una somera síntesis de contenido y sin entrar en los detalles que en lo sucesivo se podrán apreciar en la página web.
Es subjetivo, pero me pareció sustancial lo que señalé al final de la exposición.
Recordé que el trabajo fue realizado por placer y que no me significó ingreso económico alguno.
Que lo afronté como un trabajo periodístico más, con las naturales complejidades de pretender plasmar una historia lo más detallada y precisa que se pudiera.
Pero a poco de andar en la investigación histórica pude detectar que la colectividad permanece fragmentada desde hace mucho tiempo. Con recelos cruzados.
Esto significó un verdadero desafío profesional, ante la necesidad de ubicarme por encima de esas diferencias. No por temor personal—dije—sino por tratar de evitar que se retaceara la información por recelos de las partes.
Dije—y lo ratifico ahora—que estoy convencido que los involucrados en aquel enfrentamiento, que llegó a instancias judiciales, todos y cada uno buscaban lo mejor aunque con caminos irreconciliables.
Puntualicé que en un momento de soberbia, de vanidad, o quizás de ingenuidad, llegué a pensar que este trabajo por mí realizado podría contribuir a atemperar las pasiones, acercar coincidencias que confluyan en la preservación de las costumbres danesas y completar el relato que les puse a consideración y que he calificado de “inconcluso”.
Debo decir que ahora se inicia un recorrido tendiente a corregir y completar la historia, proceso del que me quiero apartar.
Ya encontraré la forma y las personas adecuadas para profundizar la propuesta.
He trabajado con honestidad intelectual, sin compromiso especial con nadie porque con más de medio siglo de ejercicio de esta actividad no debo ni quiero rendir cuentas ante nadie.
La “ausencia en malón” me hizo recordar a la brillante, para mí incomparable interpretación de Edmundo Rivero de “Malón de ausencia”.
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