Murió “Quito Di Rocco”, polifacético, comprometido, polémico

Esta madrugada se produjo el fallecimiento del Sr. Roque Juan Di Rocco. Martillero de profesión, participante de muchas instituciones de Tres Arroyos, comprometido, polifacético y polémico. Di Rocco estaba internado en Bahía Blanca, donde se produjo su deceso.
El recuerdo y obra por Omar Alonso
Soy Ro-“Quito”, escribe: Omar Eduardo Alonso
Temperamental, polémico, pero comprometido hasta el final. Así fue Roque Di Rocco, quien falleció horas atrás pero sin dudas dejó huellas imposibles de borrar en cuestiones de importancia para Tres Arroyos.
Oportunamente pasó por esta emisora y específicamente por el programa “esto es Historia”, ocasión en que contó buena parte de lo ocurrido en el discurrir familiar y cuestiones sobre su actividad.
Programaba festejar sus ochenta años con una fiesta que ya estaba organizando, cuando la pandemia frustró su propósito, por marzo de este año.
Fue un activo protagonista en numerosas iniciativas y su actividad profesional fue de martillero, un rubro que ha heredado una hija, de la que estaba muy orgulloso y lo hacía saber a quienes estaban dispuestos a escucharlo, como mi caso.
Como presidente de la cooperadora de la Escuela Media N°1 acompañó y potenció la obra del edificio propio en calle Estrada junto con su director y amigo, Néstor Santiago Rodríguez.
Varios años después impulsaría el monumento al amigo emplazado en la plaza San Martín, junto con otros integrantes de la comunidad.
Sintió siempre la necesidad de ser útil a la población y por ello se comprometió en cuestiones a veces muy sensibles. En ese sentido lo hizo con el tema de la seguridad y el experimento del Foro impulsado oficialmente.
Podría enumerar otras cuestiones en las que se involucró, sin retacear participación ni eludir responsabilidades.
Recuerdo que en mi programa estuvo cuando ya pensaba en retirarse y dijo más o menos textualmente que “cuando me retire quiero dar una mano al Centro de Jubilados y Pensionados”.
Y cumplió. Allí estuvo como presidente de la institución.
No completó su mandato, que hubiera fenecido el próximo 31 de diciembre. Dijo que renunciaba porque no quería que lo personal perjudicara a la institución.
Aquel temperamento excesivamente desbordante lo había llevado a tener una exposición pública muy fuerte y controvertida respecto a enfoques divergentes con el poder público.
Lo sé, porque me lo dijo y me consultó, que ese alejamiento no significó que renunciara a sus ansias de una participación efectiva y una contribución desde otros ángulos de actuación. Pensó en impulsar un partido político.
Sus propias instalaciones fueron facilitadas para el funcionamiento provisorio de la Biblioteca Meister, y hasta no hace mucho tiempo le gustaba exhibir trabajos manuales por él realizados con exquisita habilidad con un bien dotado taller.
Su familia, sus vecinos y hasta un perro adoptado, supieron de su compromiso.
El legado familiar
Casalánguida, pequeña población situada en los Abruzos italianos, es mucho más que una referencia geográfica cuando hablamos de las corrientes migratorias de los siglos 19 y 20.
Pertenece a la provincia de Chieti, a 470 metros sobre el nivel del mar y 13 kilómetros cuadrados de extensión y si bien a lo largo de su historia ha tenido fluctuaciones diversas en cuanto a su población, nunca dejó de tener una modesta envergadura y sin dudas es un pequeño emplazamiento con poco más de 80 habitantes por kilómetro cuadrado.
Pero más allá de ese encuadre, sin dudas Casalánguida fue por aquellos tiempos un lugar donde se generaron miles de ilusiones de personas que aspiraban a un mejor futuro.
De allí procedieron muchas de las familias que se sumaron al deseo de “hacerse la América” y dejando todo atrás, se radicaron en otros países, incluyendo el sudeste de la provincia de Buenos Aires.
Específicamente en Tres Arroyos es bueno recordar la llegada de los primeros italianos una vez que hubo desprendimientos desde Aldea Romana, en Bahía Blanca, donde se asentaron ex integrantes de las filas combatientes de Giuseppe Garibaldi.
De allí en más, las bondades de nuestras tierras atrajeron sucesivas oleadas de familias italianas que contribuirían al desarrollo de toda la estructura productiva.
La familia Di Rocco fue una de las tantas definitivamente integradas y comprometidas con nuestra historia desde aquellos tiempos en que recalaron a veces en otros lugares de la provincia de Buenos Aires y el país pero que luego decidieron forjar su destino en Tres Arroyos y zonas aledañas.
En el discurrir de esa historia se encuentran referencias hoy casi perdidas.
Por ejemplo el paraje Pedro Próspero Lasalle, ubicado en el distrito de G. Chaves.
Grandes terratenientes ocupaban esa zona como Juan Dufour, Juan Jugo, Manuel Poblet y el citado Lasalle.
En 1929 este último cedió las tierras para el emplazamiento de una estación ferroviaria integrada a la línea que unía De La Garma y pasando por La Sortija, seguía hacia Bahía Blanca.
En un campo de ese lugar nació Roque Juan Di Rocco, el 23 de marzo de 1940.
Su padre, Antonio Américo fue un productor agropecuario con una dilatada trayectoria gremial. Fue presidente de la Federación Agraria Argentina, de la Federación Argentina de Cooperativas Agrarias (FACA) y fue Ministro de Agricultura y Ganadería de la Nación.
Quito lo acompañó permanentemente y trabajó también y durante algún tiempo como delegado regional de la Federación Agraria.