No son sólo 12 jugadores, son un equipo que deja algo más

9 septiembre, 2019

No son sólo 12 jugadores, son un equipo que deja algo más

Por Raúl Bianco

Al momento de escribir estas líneas, se me están piantando algunos lagrimones. A lo mejor no alcancen las palabras ni los adjetivos para demostrar de lo que somos capaces los argentinos cuando nos unimos todos por un objetivo, trabajando mancomunadamente y en muchos casos, en silencio, sabiendo escuchar y rodeándose de gente con mayores conocimientos para engrosar las ideas y que las mismas nos ayuden a ser mejores.
Tal vez EL ALMA ARGENTINA, como se la denomina ahora a la Selección Argentina de Básquet, antes fue la GENERACION DORADA, no luzca como estos últimos, porque el talento individual, acaso en los tiempos que corren, esté superado por el conocimiento de cada uno de ellos en los roles que debe cumplir y así hacer más llevadero la búsqueda del objetivo final, que es ni más ni menos, ser felices haciendo los que les gusta dentro de una cancha de básquet para que un país disfrute cada mañana del mundial.
Como somos nosotros los argentinos, resultadistas, siempre vemos el vaso medio vacío, y pensamos, que si no están dentro de los 3 mejores o son campeones, no sirve. Cuánto hay que aprender del ALMA ARGENTINA. En primer lugar, la humildad de su cuerpo técnico. Su entrenador jefe, Sergio Hernández, no es la primera vez que se nutre de algunos de los más prestigiosos entrenadores de la LNB, en este caso, Silvio Santander y Gabriel Picatto, o quienes han llevado adelante selecciones menores de la CABB, Juan Gatti y Maximiliano Seigormann. Ellos son, acaso, las caras visibles de un trabajo minucioso llevado a cabo por los kinesiólogos, que recuperan un tobillo en 92hs, los utileros, jefes de equipo y prensa, etc.
Pero por si esto fuera poco, se juntan dentro de la cancha a DIVERTIRSE, jóvenes como Agustín Caffaro o experimentados como el GRAN LÍDER Luis Scola. El señor capitán ha sabido conquistar a los jóvenes con sus muestras de profesionalismo, de humildad, siendo el primero en llegar y el último en irse, enseñando y aportando su granito de arena en este inmenso desierto, pero aún más por su amor a la CELESTE y BLANCA. SIEMPRE ESTUVO, en las buenas y en las no tan buenas, siendo el CAPITÁN del barco que siempre llevó adelante, logrando que todos quienes lo rodean sean cada vez mejores y su trabajo pase a un segundo plano. Se preparó para estar a la altura de la circunstancias y con 39 años, está hecho un pibe más.
Acá hago un alto: un hijo dilecto de esta ciudad está inmerso en este GRAN EQUIPO. Máximo Fjellerup, cuando tenía dos años ni sabría quién era un tal Luis Scola, un pibe que debutaba en el mundial con la Selección Argentina, solamente con 19 años, y ,hoy es compañero, amigo inseparable, consejero, lo ha cobijado en sus alas. ¡Qué orgullo y qué lindo es verte ahí!!!! Tal vez los tresarroyenses no dimensionemos donde estás, cuánto aportás: desde afuera, siempre alentando, ejemplo para que imiten muchos, y cuando te toca entrar, hacés el trabajo que por allá nadie ve pero que cumplís al pie del libreto.¡ QUÉ ORGULLO y EMOCIÓN SIENTO AL VERTE ALLÍ!!!!!! SOS DE ACÁ, DE LA PATRIA CHICA!!!!!
Tal vez algunos esperan que estos jugadores de básquet se cuelguen una medalla al final del torneo. Sería un premio muy corto para todas las enseñanzas que nos dejan. Ellos sin dudas llevarán tatuada a fuego, en su ALMA, una que nunca se cambia, la de la HUMILDAD, TRABAJO, DEDICACIÓN y RESPETO.
Qué lindo es ser ARGENTINO, cuánto aprecio haberme levantado temprano para ver un EQUIPO SIN EGOS PERSONALES con el objetivo de entrar a la cancha a JUGAR, DIVERTIRSE, SER FELICES y HACERNOS FELICES.
Le hemos demostrado al mundo, a potencias mundiales no sólo deportivas, de lo que somos capaces de HACER CUANDO TRABAJAMOS EN EQUIPO. , PONIENDO LA CELESTE Y BLANCA ADELANTE, dejando de lado la soberbia de los que interponen sus intereses personales en post de los intereses del país. Estamos entre los 8 mejores de 32 equipos. VAMOS POR MÁS!!!
Gracias ALMA ARGENTINA!!!! Deberemos como pueblo, aprender mucho de sus códigos.