Pandemia: la incertidumbre provoca impacto y deja mella profunda en lo anímico

18 mayo, 2021

Pandemia: la incertidumbre provoca impacto y deja mella profunda en lo anímico

El licenciado en Psicología Carlos Cartagenova se refirió por LU 24 a la incertidumbre que genera la pandemia y “provoca impacto y deja mella profunda en el estado anímico”.
“Todos en nuestra vida personal vamos tratando de armar pequeñas certezas en base a las cuales nos apuntalamos en el día a día, que nos permiten también armar planes, proyectos y fantasear un poco con lo que queremos, y la incertidumbre derrumba muchas veces pequeños castillos de certezas que hemos podido ir construyendo y nos deposita a todos de cara a un enorme signo de interrogación que adquiere muchas facetas, la principal, la pregunta: ¿me estaré cuidando bien?, ¿me iré a enfermar?, en caso de que esto sea así, ¿el sistema de salud estar lo suficientemente preparado en cantidad y en calidad como para dar un buen curso a lo que me pase?, expresó.
“La construcción de planes a veces tan sencillos como el disponer ya no de un viaje sino de a dónde paso un fin de semana, pero ¿podré? y ¿cómo serán los controles?, una serie casi interminable de incertidumbres que evidentemente hacen impacto y dejan mella profunda en lo anímico”, afirmó.
Agregó que “si pensáramos la pandemia solamente como una cuestión de crisis sanitaria creo que estaríamos equivocándonos porque más allá de que viene de la mano de las cuestiones de la salud el impacto es múltiple. De por si transitar la vida moderna con el grado de exigencia que nos impone en tiempos normales ya no es cosa demasiado fácil, imaginemos esto mismo potenciado muchísimo por todos los efectos que exceden el punto de lo meramente sanitario y se van hacia a otras artistas y se asocian con la cuestión de incertidumbre: en la economía, por ejemplo, no saber el futuro inmediato, cómo impacta todo esto en la gente que es cuentapropista, en los empleados de comercio, en los gastronómicos y, de alguna manera, se da una suerte de ajuste sobre el ajuste ya que la situación no venía siendo del todo luminosa y ahora, tras eso, se impone esta nueva cuestión que restringe, que limita y nos deja a todos con más preguntas que certezas”.
Ante toda la información que se recibe constantemente que puede llegar a sobrepasar el plano emocional, Cartagenova reflexionó que “sabemos que muchas veces el número esconde a las personas: cantidad de infectados, de gente fallecida y de hisopados, y nos hemos acostumbrado un poco a la fuerza a pensar en estas cuestiones en términos numéricos que de alguna manera enmascaran que detrás de esos números hay gente que no la está pasando bien”.
Opinó que más allá de quienes “estén transitando la enfermedad o en espera de saber si efectivamente es así o no, está toda la cuestión del temor asociado a la incertidumbre: de buenas a primeras y de la noche a la mañana vemos que el discurso social, las cosas de las que hablamos, se han visto fuertemente medicalizadas, entonces nos ponemos a tratar de saber y debatir cuestiones sobre vacunas, cuáles, cuántas, cuál es mejor y qué porcentaje de efectividad, números sobre números que producen una sobredosis de información que lejos de tener un efecto aclaratorio o informativo puede generar mayor confusión”.
Asimismo, indicó que “se está viendo mucho cuestiones que tienen que ver con dificultades de conciliación del sueño o sueño entrecortado, gente que te cuenta que se va a dormir y lo hace sin mayor dificultad pero en algún momento, a eso de las 2 o 3 de la mañana, se despierta y se sobresalta. Son fenómenos que tienen más de una línea de explicación pero pensar en este bombardeo constante, en esta sobredosis de datos, temores e incertidumbres claramente no constituyen el mejor aliado del sueño”. También dijo que se observa “la percepción de soledad, porque acá lo que está fuertemente afectado es el lazo social”.
Por último, al dar un parecer personal, se refirió a cuestiones a tener en cuenta para tratar de sobrellevar la situación de la mejor manera: “apelar a la responsabilidad personal y de cada uno en los cuidado es una cuestión absolutamente necesaria pero no a la culpabilización del otro porque se enfermó; no es conveniente en los momentos y las horas previas al sueño atiborrarse con más cifras, datos y números y tratar de alguna manera predisponerse al sueño aun en el marco y en el contexto de incertidumbre, tratando de no echar más leña al fuego de la hoguera personal. Hay que tratar de dosificar todas estas cuestiones. La información a veces es como la sal: si falta daña y si abunda demasiado también”.