París vallada, aguarda con malhumor la apertura de los Juegos Olímpicos

Para muchos ciudadanos parisinos los JJOO son sinónimo de una alteración de su día a día. Los desvíos y las caminatas mucho más largas que las normales para llegar de un punto a otro son una prueba para su paciencia, el cierre momentáneo de varias estaciones de Metro e inhabilitación de paradas de colectivos los molesta; estadios desmontables con andamios ante la Torre Eiffel o la plaza de la Concordia, dicen algunos, afean la ciudad. Hay críticas también por la evacuación de los campamentos de inmigrantes y personas sin techo.
Dicen que los parisinos casi siempre son negativos, y que esa negatividad tiene que ver en parte con el sistema educativo, pues las escuelas francesas enseñan a ser críticos.
En suma, hay en París una actitud displicente de gran capital, pero se espera que, con el inicio de los Juegos, cuando aparezca la magia y destreza de los atletas, y sobre todo cuando Francia empiece a sumar medallas, los franceses comenzarán a contagiarse con el entusiasmo popular que siempre han generado los JJOO.
*De nuestro enviado especial en Francia, Carlos Ordóñez