Peligra el futuro de APADEA en Bahía Blanca: “nadie quiere trabajar con chicos autistas”, dice una mamá

Con escasos recursos económicos y problemas para cobrar las prestaciones a las obras sociales, peligra el futuro de APADEA, una entidad abocada al tratamiento de chicos y jóvenes con condición autista con la sede más cercana en Bahía Blanca.
Cristina Pimentel se refirió, en una nota publicada en La Nueva, al difícil presente que atraviesa la Asociación Argentina de Padres de Autistas, entidad civil sin fines de lucro nacida en 1994 que tiene sede en Buenos Aires y cuenta con 20 representaciones a lo largo de todo el país, entre ellas la de Bahía Blanca. “Si cerramos, Bahía y la región se quedan sin el único establecimiento especializado en autismo. Nadie quiere trabajar con chicos que padecen esta patología, porque los ven como una complicación”.
“Tenemos como objetivo mejorar la calidad de vida de las personas con autismo y de sus familias, nucléandolos, conteniéndolos, orientándolos y asesorándolos en sus proyectos de vida, pero hoy atravesamos una crisis económica que no le encontramos solución”, señaló la actual secretaria de la institución y una de las fundadoras de la delegación local.
“La verdad que tenemos muchísimos problemas para seguir funcionando”, recalcó Pimentel, cuyo hijo Leandro, de 30 años, acudió a la escuela especial de APAdeA y hoy es uno de los asistentes al Centro de Día “Un Lugar en el Mundo” que se inauguró en noviembre de 2017. “Contamos con una escuela especial, que hasta el año pasado trabajó en dos turnos y este sólo lo pudo hacer en forma virtual. Pero en 2021 tenemos previsto reducir la carga escolar a un solo turno, con el fin de achicar gastos”, explicó Pimentel.
Abordaje integral
Además de ese establecimiento educativo, que funciona en Lainez 2515, la seccional local de APAdeA cuenta con un Centro de Día, ubicado en Aldea Romana.
“Allí trabajamos con chicos de más de 20 años, que desarrollan jornadas simples o dobles, con actividades físicas y artísticas. Y aprenden, de acuerdo a sus habilidades, algunos oficios y a montar pequeños emprendimientos, siempre con el objetivo de lograr una vinculación social. Dependiendo del grado de autismo, se le asignan las tareas a realizar en el predio”, agregó Pimentel.
Precisamente, las labores de integración, mediante el empleo del sistema TEACH, es la luz que guía a APAdeA.
“A partir de sus propias habilidades, van adquiriendo otras. De esa manera se trabaja en la escuela y luego en el centro de día, para no cambiarles las rutinas”.
En el Centro de Día son 8 chicos, mientras que a la escuela funciona con 5 grupos de 5 niños cada uno.
“Nos estamos quedando sin recursos. Por ejemplo, los sueldos de los maestros se incrementaron alrededor de un 35%, pero nuestros ingresos por prestaciones están congeladas desde principios de 2019. Por lo que comenzamos a utilizar las reservas y este año ya no pudimos pagar las cargas sociales de los empleados”.
En su plantel, la escuela tiene una directora, dos psicólogas, una fonoaudióloga y dos terapistas ocupacionales.
“Nos veníamos manejando con los aportes de las obras sociales y con pequeñas donaciones que nos hacía la comunidad. No pudimos conseguir subsidio alguno. Y tampoco pudimos entrar en el ATP para pagar los sueldos. Entonces llegó un momento que nos encontramos atados de pies y manos, porque no encontramos la manera de equilibrar los gastos”.
Pimentel explicó que muchas obras sociales se rehusan a cubrir lo que marca la Ley de Autismo.
“IOMA, por ejemplo, ni siquiera paga lo que marca el Nomenclador Nacional. Y varias otras cortaron las coberturas durante la pandemia, entendiendo que los chicos no seguían con los tratamientos”.
“Por todos esos motivos, el panorama es muy oscuro. No encontramos la forma de incrementar los ingresos y ya no podemos reducir los gastos mucho más”.
Además, la pandemia afectó sobremanera a los niños autistas. “Este año, por más que se implementaron las clases en forma virtual, se perdió la rutina, que es algo que altera muchísimo a quienes padecen esta enfermedad. Indudablemente el año que viene se tendrá que arrancar de cero con la vinculación social de los chicos. Se habían logrado transmitir muchísimos hábitos, con resultados maravillosos”.
APAdeA es el primer y único lugar para la contención y transición de la vida adulta para jóvenes con Trastorno del Espectro Autista, en Bahía Blanca y la zona, lo que demuestra la gravedad de su posible cierre.
“Obviamente que agotaremos todas las instancias para seguir adelante, pero las deudas cada vez son mayores y los ingresos prácticamente nulos”, recalcó Pimentel.