Provenía de una familia de Orense el médico que descubrió el tratamiento con plasma

Si bien está en etapa de protocolo y verificación, es decir que no hay todavía conclusiones clínicas determinantes en cuanto a sus efectos, el uso de plasma de pacientes recuperados aparece como una alternativa de tratamiento al COVID-19 en pacientes con dificultades respiratorias y derivados al área de cuidados intensivos. Esta alternativa de tratamiento es un hallazgo que data de fines de la década del 50, un descubrimiento del médico Julio Maiztegui, nacido en Bahía Blanca en forma circunstancial ya que su familia vivía en Orense, para mejorar la situación de los afectados por el denominado Mal de los Rastrojos.
Pese a que su nombre pareciera designar algo demasiado específico, el plasma es simplemente el componente líquido de la sangre donde, en el caso de contagiados recuperados, se hallan los anticuerpos generados por el organismo durante la enfermedad para defenderse del virus.
Ese plasma aplicado a pacientes infectados pareciera mejorar su capacidad de defensa ante el COVID-19.
El descubrimiento de Maiztegui
El plasma inmune es un tratamiento descubierto en la Argentina, un hallazgo revolucionario para el tratamiento de la fiebre hemorrágica argentina (mal de los rastrojos), que disminuyó casi un 90% la mortalidad. Fue el médico Julio Maiztegui quien consiguió ese tratamiento.
Nació en Bahía Blanca, el 25 de agosto de 1931, aunque esa fue una circunstancia de vida ya que su familia residía en Orense, partido de Tres Arroyos.
Egresado de la Universidad de Buenos Aires se especializó en enfermedades Infecciosas, se radicó en Pergamino, donde fundó un instituto donde desarrolló sus investigaciones sobre la fiebre hemorrágica y el uso del plasma de personas enfermas antes del octavo día de haber contraído el mal.
Durante casi 30 años Maiztegui luchó para que la vacuna se elaborara en Argentina, aunque no pudo verlo hecho realidad. Recién en 2006 se dispuso su fabricación en el Instituto de Pergamino, como parte de una labor atendiendo enfermedades virales.
Maiztegui falleció en 1993. Ese mismo año había sido distinguido con el premio internacional Sabino Di Rienzo y propuesto como candidato al premio Nobel de Medicina.
Fuente: La Nueva