Un gallego aventurero y benefactor

16 enero, 2021

Un gallego aventurero y benefactor

Fue mercachifle, negoció con los indígenas de la Patagonia, generó un verdadero emporio comercial en Tres Arroyos y tuvo una multifacética participación en el quehacer de nuestra comunidad.

Hace 45 años y cuando tenía 84, fallecía Ángel López Cabañas, dejando una huella significativa para Tres Arroyos.(foto Clayton 1935)

La familia tenía residencia (foto) en Vilariño, en Galicia y eran campesinos. Nacieron 6 hijos. Las tres mujeres fueron monjas y una de ellas tuvo cargos importantes en la orden Mercedaria.

Los varones se llamaban Benigno, Jesús y Ángel, y estos dos últimos fueron protagonistas en la historia tesarroyense.

Ángel era un aventurero nato que llegó solo a la Argentina cuando tenía 16 años buscando mejorar la situación, que era muy ajustada en su solar natal.

El 12 de octubre de 1907 recalaba en el puerto de Buenos Aires donde permaneció algún tiempo trabajando en distintos lugares.

No conforme con el discurrir de los acontecimientos, resolvió trasladarse al sur del país. Y se encontró en la provincia de Chubut.

Comenzó allí sus negocios con los indígenas, viviendo prácticamente a la intemperie con el único cobijo de su recado. Posteriormente anexaría un carromato y profundizaría el comercio de productos primarios. Esta actividad la desarrolló durante 6 años.

En Tres Arroyos

En marzo de 1916 Jesús López Cabañas fundaba un modesto negocio en un pequeño local, dedicándose al por menor a los rubros de ferretería y corralón.

Su hermano Ángel decidiría radicarse aquí y asociados se constituyó la firma Cabañas Hnos. Jesús presidiría el directorio durante años y luego lo haría su hermano.

El negocio desde el principio se llamó ABC, y tras el desarrollo que lo convertiría en un verdadero emporio con 200 empleados, 10 mil clientes registrados y numerosas sucursales se lo denominaría Grandes Almacenes el ABC.

Esto ocurriría en 1938 y ya el histórico edificio de Maipú y 25 de mayo había sido construido por la empresa Petersen, de Buenos Aires con el diseño del arquitecto Enrique Quinke. (foto Livio 1935)

Ángel López Cabañas diversificaría su actividad. Incursionó fuerte en la producción agropecuaria con un campo propio y varios arrendados.

Tuvo un gran criadero de cerdos y potenció la actividad frigorífica con Mariano Del Valle de socio. Fue un gallego acriollado que gustaba vestir botas y bombachas, adicionando un poncho en invierno. Durante mucho tiempo se trasladaba a visitar sus campos en un Ford 1938 de dos puertas.

 

El Parque

Entre sus inversiones figuró la compra de varias chacras pequeñas.

Inicialmente  para satisfacción personal, aunque nunca residió en ese lugar, contrató al paisajista Luis Meister para la parquización de un predio de 25 hectáreas.

Allí se incorporaron 17 mil plantas de distintas especies, algunas exóticas.

En determinado momento consideró que el lugar debía destinarse a beneficio de la comunidad, sobre todo de la población que por distintas circunstancias no podía trasladarse a los sectores de playa, favoreciendo su esparcimiento.

Se realizó una tasación a cargo del Colegio de Ingenieros y resolvió una venta simbólica a la Municipalidad por 10 millones de pesos de ese momento, pagaderos en 5 años.

El dinero que recibía lo destinó a distintas instituciones de bien público.

El parque municipal fue inaugurado el 2 de enero de 1970, durante la gestión del Intendente Oriente Calabrese.

También se formó una comisión que velaba por su funcionamiento y preservación constituida por Hugo Cereijo, Eugenio Galilea, Ricardo Messina y Ricardo Hoet. Funcionó durante 30 años coexistiendo con diversas administraciones municipales, hasta su desaparición.

Cuando tenía 40 años, Ángel López Cabañas se casó con Elena Sánchez. Tras su fallecimiento, sus restos estuvieron depositados en el cementerio municipal.

Ahora serán trasladados al Parque que él generara para que permanezcan en una cripta acondicionada en un monolito ya existente.

Escribe: Omar Eduardo Alonso – [email protected]

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