Un trabajador de la palabra

7 junio, 2023

Un trabajador de la palabra

Escribe: Omar Eduardo Alonso

En el Día del Periodista me voy a permitir ser auto referencial para desgranar algunos recuerdos. Después de todo me considero el último de aquellos periodistas forjados a prueba y error en las redacciones tradicionales de los medios, especialmente la radio.
Un periodismo que tenía mucho de romántico aún; un oficio que carecía de las comodidades emergentes con la irrupción de la indetenible tecnología.
Integré la plantilla original de esta emisora y fui el último en dejarla en 2013, aunque he sostenido relación a través de estas columnas, solo para no olvidar y despuntar el vicio.
Llegué por necesidad y por casualidad al periodismo que se transformaría en un estilo de vida y en una forma de subsistencia.
Practiqué todas las variables del oficio disponible aquí. Radio, Diario, TV, periódicos, corresponsalías, páginas digitales y hasta la docencia. Me obligué a estudiar y conocer los vericuetos de la actividad.
Pocos días después de la inauguración de la emisora, en 1969, casi sin tiempo para afianzarme en este mundo desconocido, se me indicó que fuera a entrevistar al entonces Gobernador de la Provincia, el ingeniero agrónomo Saturnino Llorente.
Este iba a participar en Pigüé de una reunión regional con representaciones empresarias.
Se me entregó un enorme y pesado grabador Uher a cinta abierta y un cuestionario elaborado por el jefe del informativo que mucho sabía del oficio.
Y allá fui. En el asiento de atrás de un Ford Falcon celeste modelo 1962, perteneciente y que conducía Manuel Escudero, por entonces gerente de la Cámara Económica.
Si. Mi primera entrevista fue con un Gobernador de la Provincia.
Hombre grande y afable se dio cuenta que hablaba con un proyecto, con alguien inexperto, y me facilitó algunos conceptos y un saludo para la naciente emisora de Tres Arroyos.
Sería el inicio de un proceso que ha llegado hasta estos días en que todavía puedo evocar aquellos desafíos de un periodismo casi artesanal, con maestros de prestigio bien ganado.
Una mirada retrospectiva me permite evocar un proceso personal que me llevó hasta ser editorialista de la exigente empresa en la que trabajé tantos años.
Un amigo entrañable, hoy nonagenario, definió nuestro oficio indicando que somos trabajadores de la palabra. Me gustó por ajustarse a la realidad, de modo que lo he traído como título de esta crónica.
Otra definición que aprecio como ajustada a esta apasionante actividad corresponde a Gabriel García Márquez quien dijo que el periodismo es el mejor y más lindo oficio del mundo.
En este Día del Periodista me permito el atrevimiento de desear que las nuevas generaciones enarbolen los valores propios de la actividad y ello incluye tener en cuenta que antes que profesionales, son trabajadores de la palabra.
7-6-23