Una muerte anunciada: la exVizzolini cerró sus puertas

Tal como estaba previsto por parte de Molinos, la fábrica que la empresa tenía en Tres Arroyos, paró definitivamente su producción, y despidió a los últimos empleados que aún quedaban en la planta de Avenida Moreno y las vías.
LU24 consultó a Daniel Marchetti, Secretario General de los Trabajadores de la Industria Fideera, quien relató descarnadamente las últimas horas que se vivieron en el edificio al cual ingresó hace 30 años.
Marchetti, dijo a LU24 que “al momento de anunciar que la empresa estaba decretando el cierre para el día 15 de diciembre, ya habían parado la máquina para hacer tareas de limpieza y molienda. Nosotros amenazamos con denunciar al Ministerio de Trabajo porque querían que el personal realizara tareas de limpieza, pero el trabajo de fideero es de fideero”.
El gremialista contó además que “una noche en que no había nadie se llevaron toda la producción en un camión; seis compañeros que quedaban fueron despedidos, y también tres representantes gremiales -dos de la Comisión Directiva y un Delegado –están negociando para llegar a un acuerdo, están cerca, pero hoy quien tiene la sartén por el mango es la empresa, tiene las de ganar y no hay mucho margen; por lo que esperan cobrar lo que corresponde o accionar judicialmente”.
Respecto a los montos indemnizatorios, sostuvo que “es difícil de explicar, nosotros en un principio pensábamos que no deducían como correspondía las indemnizaciones como una cuestión de forma, pero hoy nos damos cuenta que bajaban el margen indemnizatorio para negociar; la última propuesta fue de un 40 % más, pero uno saca cuentas que ese porcentaje lo deja muy cerca de lo que corresponde; es difícil de entender pero es una estrategia de la empresa”.
“Un golpe muy fuerte”
Fue un golpe muy fuerte para mí, que trabajo desde el año 85 en la firma, he visto pasar muchísima gente, jubilarse, pero cuando anunciaron el cierre, fue todo un proceso en el cual nos fuimos dando cuenta de a poco que esto era irreversible.
Marchetti dijo que en un determinado momento “dependíamos que muchos compañeros se quedaran y esperaran a último momento, lamentablemente no fue así, quedamos veinte, y luego diez, y era imposible”.
Hoy sólo queda gente de limpieza, sé que hicieron un contrato nuevo con dos personas, pero no tenemos idea qué van a hacer con la planta, si van a sacar las máquinas, si van a vender el edificio; a la empresa no se le puede sacar nada en ese sentido; rumores hay muchos”.