Wimborne Giles Club

En la sección “Glosas de hoy” del diario local del 17 de abril de 1965 se incluye un comentario con el título de “Humorismo de buen cuño”. Es una nota de color cuya veracidad es dudosa, sobre todo por la inclusión de “giles” en el nombre del Club.
Se decía que ese club inglés había hecho una invitación pública asumiendo que era el peor equipo de fútbol británico, para encontrar a un “team” que fuera peor.
Lo cierto—dice—es que Wimborne no había ganado en los últimos tres años y en 1965 llevaba 16 jugados y perdidos, habiendo convertido 11 goles y sufrido 151.
A pesar de ello el secretario del Club había afirmado que “el espíritu del equipo es magnífico y disfrutamos de nuestro fútbol”.
Cierto o no, sirve claramente como introducción a un tema en el que los tresarroyenses hemos sido, y seguimos siendo, orgullosamente perdidosos.
Agua bendita
Se ha dicho históricamente y parece que la cosa no se modificará en muchas generaciones, que Argentina vive de espaldas al generoso mar que tenemos, muchas veces definido como una “pampa líquida”.
El concepto es perfectamente aplicable también a Tres Arroyos, pero en este caso en relación a los tres cursos de agua que nos definen como distrito.
Ignorados y desaprovechados el Orellano, el Medio y el Seco, trocados luego en el Claromecó, discurren sus aguas hacia el océano y solo concitan la atención cuando se desbordan y descargan su furia sobre sus sectores aledaños.
Habría que añadir, de paso, el Cristiano Muerto y el Quequén Salado, ambos constituidos en marcadores de límites con distritos vecinos.
El Quequén fue generador de energía por muchísimos años, hasta la desarticulación de La Hidroeléctrica del Sur, y todavía espera que alguna vez se concreten proyectos diversos anunciados a veces con bombos y platillos.
Seguramente Alfredo Morán se remueve en su tumba si percibiera que todos sus esfuerzos al respecto han pasado al olvido, sin pena ni gloria
El balneario de Micaela Cascallares sobre ese curso de agua fue objetivo de la depredación y los excesos y quedó abandonado y desarticulado.
De la misma manera se produjeron y anunciaron proyectos diversos para la construcción de un balneario Municipal en Tres Arroyos.
Nunca se avanzó concretamente, en una indiferencia que contrasta con otros distritos que más adelante menciono, solo en una enumeración demostrativa.
Un proyecto se mencionó oportunamente en proximidades del complejo deportivo de Quilmes, pero no fue el único.
El más concreto fue el enunciado por el entonces candidato a Intendente, el licenciado Jorge Díaz Cantera (foto) y que se ubicaba en el arroyo del Medio, entre la ruta 3 y la prolongación de la avenida Almafuerte.
Hubo alguna idea también de hacer algo en el parque Cabañas y de hecho se avanzó con un pequeño lago artificial que nada tiene que ver con una pileta de natación o algo más importante. Además, ocupada permanentemente por agua estancada y muchas veces en descomposición.
Es una realidad ver en días de verano a niños bañarse dentro del Parque en un sector del arroyo aledaño a la avenida Libertad, a corta distancia del puente sobre la misma. Un sector interesante si no fuera que siempre está plagado de desechos de distinta naturaleza, incluyendo elementos potencialmente cortantes.
Quizás podría someterse a un cuidado especial y aprovechar un lugar que ya es utilizado por los concurrentes.
Comparación
Claramente los tresarroyenses damos la espalda a valiosos recursos por los que otras comunidades apostarían. Solamente se han ejecutado tramos de un camino costero en el arroyo del Medio, que permiten aunque brevemente disfrutar de una vista no habitual.
Coronel Pringles tiene su balneario en el Pillahuinco. Azul tiene su balneario en el arroyo del mismo nombre, pero además habilitó el “Paso Mandagarán” un espacio recreacional y turístico en el arroyo Azul.
También allí en el seminario diocesano ubicado a 8 kilómetros de la ciudad funciona una pileta con compuertas y circulación permanente de aguas.
Rauch tiene su balneario. Olavarría otro tanto. También Tapalqué. Y la enumeración podría continuar.
Me parece que es para reflexionar.
Escribe: Omar Eduardo Alonso – [email protected]
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