En absoluto hermetismo y sin novedades continúa la búsqueda de los evadidos

9 mayo, 2021

En absoluto hermetismo y sin novedades continúa la búsqueda de los evadidos

En absoluto hermetismo pero sin novedades continúa la búsqueda de los cinco detenidos que escaparon en la noche del miércoles, tras limar barrotes de seguridad colocados en el patio de la Comisaría Primera. Aunque hay algunas especulaciones, nada se sabe a ciencia cierta sobre el paradero de Ceferino Staniscia, Julio Daniel Morán, Javier Moisés Gorostegui, Joel Gorostegui y Franco Fabián Soto.
LA-PERSE
Por estas horas, el rol que pueda desempeñar la Policía de Investigaciones y la posibilidad de que se filtre información de relevancia para la búsqueda – datos sobre el apoyo externo que, a esta altura, nadie duda que recibieron o algún indicador del paradero de los fugados que surja de su propio entorno- son claves, porque en la medida en que transcurren las jornadas, cada uno de los prófugos enfrenta desafíos diferentes para mantenerse en esa condición. La presunta participación de al menos dos de ellos en golpes con botines importantes podría permitirles “financiar” su vida en la clandestinidad quizá por un tiempo, mientras que el resto no parece estar a la altura de esas posibilidades.
Los investigadores han hecho un rastreo cuidadoso de las imágenes que arrojan las cámaras de seguridad de la zona de la Comisaría, y han encontrado algunos indicios que les permiten inferir de dónde surgió la idea de llevar adelante el plan de fuga, y con qué soporte externo podría contar. Pero este detalle está en el terreno de las especulaciones, porque todavía no se ha podido conectarlo con los sucesos de la noche del miércoles en forma directa.
Mientras tanto, todavía no trascendió qué tipo de información se obtuvo de los teléfonos secuestrados a los uniformados que prestaban servicio en la Primera en el día de la fuga, que también podría contener elementos de interés para la investigación. La mecánica utilizada por los evadidos, consistente en limar los barrotes de dos rejas de protección ubicadas a considerable altura del piso del patio lindero a los calabozos utilizando un cable de acero, en un “trabajo” que seguramente demandó varias horas, habla al menos de una vigilancia negligente e ineficaz sobre todo teniendo en cuenta los peligrosos antecedentes de algunos de los detenidos.