Habló la mujer baleada en Irene: “esto es un milagro”

9 julio, 2015

Habló la mujer baleada en Irene: “esto es un milagro”

María Fernanda Vester, la mujer que resultó baleada en un hecho ocurrido en un campo de la localidad de Irene, habló con la radio. Tras pelear por su vida luego del disparo que recibió en la cabeza, internada en el Hospital Pirovano, la víctima hizo su relato del episodio, que tuvo ribetes increíbles. “Tuve la bendición de que el muchacho vecino estaba en el lugar al que nos acercamos a pedir ayuda, mi hija gritó, nos escuchó y nos auxilió, porque estamos a 13 kilómetros de Cascallares, 10 o 12 de Irene, y yo estaba lastimada. Recién después me di cuenta de la gravedad de lo que pasaba, porque yo le decía ‘no me duele, sangro pero no me duele’”.

El hecho, tal como lo describió Vester, ocurrió “de una manera clásica, que la gente del campo va a entender. Nosotros tenemos un generador para la luz, y estábamos muy calentitas con Renata, mi hija, viendo una película. Cuando terminó, fuimos a apagar el motor, que está a unos diez metros. Cuando volvimos, puse la alarma, estaba cerrando la puerta y en ese momento el tipo me reventó el vidrio de la puerta del frente, metió la mano y agarró la llave. Atiné a empujar a Renata a la habitación donde tengo la carabina, y creo que por eso el delincuente disparó, porque vio que tenía el arma. Ahora me dicen que hay como 11 tiros en las paredes, y cuando uno me pegó a mí me aturdí muchísimo, ya no pude hacer nada. Le dije que se llevara lo que quisiera, pero que yo no tenía plata. Le ofrecí las cosas electrónicas, pero no quiso. Le dio azúcar a Renata para que me pusiera en la cabeza, y me dijo ‘ya está, ya está. ¿Para qué te resististe?’. A Renata la ató boca abajo en el suelo, y yo rezaba porque no le hiciera nada. Me pidió las llaves de la camioneta y le dije que estaban puestas. Salió muy apurado, encaró el alambre, y después la dejó en la tranquera principal, que estaba con candado”, relató.

Cuando no escuchó ya los ruidos del rodado, Vester salió con su hija en dirección a lo de su vecino Saúl Casco. “No me dolía nada, pero me sangraba muchísimo, así que yo sabía que me iba a desmayar. Llegamos hasta cerca de unos silos, y ahí fue donde me caí. Y no recordé nada hasta que me desperté en Terapia. Nunca me imaginé que podía ser tan grave”, aseguró.

La mujer dudó acerca de la presencia de otras personas en la escena. “Todo el mundo dice que no trabajan solos en estos casos, pero yo no vi a nadie más. Quizá no pensó que yo iba a estar armada. Y no puedo asegurar que el disparo que me pegó haya sido de rebote. Creo que él me pegó cuando yo asomé la cabeza para tirarle, pero en ese caso pensé que le había pegado al marco de la puerta, y no, porque ahí no había marcas. Todo es un milagro, que yo haya llegado hasta la casa del vecino, que a mi hija no le haya pasado nada. Mi hijo me contó que toda la casa está llena de sangre, y yo no lastimé a nadie, así que es toda mía. Y mi hija, pobre santa, no he podido hablar mucho con ella, no ha manifestado todavía su estado a pesar del apoyo que nos ha dado toda la familia. Seguramente necesitará tiempo”, consideró.

A menos de una semana del hecho, Vester fue dada de alta hoy, y según indicó, ya estaba con ganas de irse ayer, pero esperaban que se estabilice su organismo. “Desde ya quiero agradecer a todos en el Hospital, que me han atendido increíblemente, a los vecinos, la gente de Oriente, a mis amigos y a la gran cantidad de gente que se preocupó por mí y se puso a disposición de mi familia”, finalizó. Y aseguró que no le dará el gusto “a los chorros, de vivir donde ellos quieran. Este es el lugar que yo elegí, lo que tiene que arreglarse es que los delincuentes no salgan cuando se los mete presos”.